Dime lo que escuchas y te diré quien eres

lunes, 25 de junio de 2007

Reflexiones

<<... Pero su misón no era pensar, sino obedecer las órdenes de su superior y reducir el poblado peruano a escombros, ceniza y muerte. [...] De súbito sintió a su alrededor una granizada de balas y comprendió que no podía seguir avanzando, debía buscar resguardo. De un culatazo abrió la puerta más cercana e irrumpió en la vivienda con el sable en alto, cegado por el contraste entre el sol abrasador de afuera y la penumbra interior. Necesitaba unos minutos para cargar el fusil, pero no los tuvo: un alarido desgarrador lo paralizó de sorpresa y vislumbró una figura que había estado agazapada en un rincón y ahora se alzaba ante él blandiendo un hacha. Alcanzó a protegerse la cabeza con los brazos y echar el cuerpo hacia atrás. el hacha cayó como un relámpago sobre su pie izquierdo, clavándolo en el suelo. Severo del Valle no supo lo que hbía pasado, reaccionó por puro instinto. Con todo el peso de su cuerpo empujó el fusil con la bayoneta calada, lo ensartó en el vientre de su atacante y luego la levantó con un esfuerzo brutal [...] Los ojos de ambos se cruzaron en una mirada interminable, sorprendidos, preguntándose en el silencio eterno de ese instante quiénes eran, por qué se enfrentaban de ese modo, por qué se desangraban, por qué debían morir. Sereno quiso sostenerla, pero no pudo moverse y sintió por primera vez el dolor terrible en el pie, que subía como una lengua de fuego por la pierna hasta el pecho...>>

Retrato en Sepia. Isable Allende

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